LÓPEZ OBRADOR, UN PRESIDENTE INSENSIBLE, SEGÚN SUS ACTOS
Manuel López Obrador, el presidente insensible y nada empático que ha quedado al descubierto
Enrique Pérez Quintana
noviembre de 2020
FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM
Nadie está obligado a saberlo todo. Es una verdad con valor universal e incluye, aunque usted no lo crea, al presidente Andrés Manuel López Obrador, que todos los días, desde su discurso de la corrupción originada por el neoliberalismo del pasado, pretende abordar los temas de una agenda nacional que está más allá de las limitaciones de su retórica.
En la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una reportera asistente a la conferencia de prensa mañanera, expresamente pregunto al presidente ¿Usted considera que las causas (de los homicidios de hombres) son las mismas que originan el feminicidio?
La respuesta del presidente exhibió su desconocimiento del tema al responder desde el enfoque de su discurso. “En general sí, porque ha habido mucha desintegración en las familias, mucha pérdida de valores. Entonces sí, necesitamos luchar por una sociedad mejor, por hacer valer la justicia, porque no predomine lo material, por poner por delante el amor al prójimo, por hacer entender a todos, que sólo siendo buenos podemos ser felices.
“Ya este gobierno no es el principal violador de los Derechos Humanos. Porque no se tolera la corrupción, la impunidad. Eso hace la diferencia. Fueron 36 años de predominio de una política antipopular, inhumana, que produjo toda la violencia y en especial la violencia contra las mujeres”.
La respuesta de López Obrador fue enmendada por Fabiola Alanís, Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, quien señaló: “Las causas de las violencias que ocurren contra las mujeres son multifactoriales, principalmente problemas de exclusión económica, cultural y social”.
Previamente, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero había comentado, como causa coyuntural de la violencia contra las mujeres, la pandemia del coronavirus que desató la violencia contra las mujeres y las niñas, lo que puso en evidencia que estas conductas son un asunto de alta prioridad pública, no deben ser ignoradas, debe prevenirse la violencia antes que ocurra y debe ser sancionada. “La corrupción y la impunidad son parte de violencia estructural y el Estado debe hacerse responsable”.
La problemática de violencia que afecta a las mujeres no es un asunto que se haya originado en los 36 años de neoliberalismo que tanto molestan a López Obrador. Es un problema con raíces históricas y culturales, presente en muchos países del mundo, y simplificarlo desorienta y también pone en evidencia la ignorancia de quien busca enfocarlo con intención ideológica.
Las conferencias de prensa mañaneras del presidente López Obrador configuran parte importante de su estilo de gobernar, desde ahí el presidente informa, desinforma, hace propaganda, apoya a sus incondicionales y ataca a sus críticos, sean medios, periodistas o empresarios.
El turno de ser exhibido por el presidente fue para el periodista de El Universal, Héctor de Mauleón, quien recientemente refirió en Twitter la angustia de una familia por conseguir una cama a alguien contagiado con COVID-19.
Eso bastó para que en la conferencia del presidente no solo se exhibiera al periodista, sino que se le tachara de difusor de falsedades por un detalle en el diagnóstico que reportaba la familiar de la persona enferma. No solo eso, sino que con saña, se burló de la situación sin siquiera preguntarse si, fuera de ese error de diagnóstico, esa persona en verdad existía y necesitaba ayuda. (lo cual el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias constató al responderle al periodista que el paciente había sido referido a un hospital provisional en CDMX).
Lo grave, es que al presidente le ocupó más descalificar al periodista y no si había alguien en riesgo de morir.
Desde las mañaneras el presidente polemiza con medios y periodistas, los califica como pasquines inmundos y cuando critican a su gobierno dice que divulgan noticias falsas. Su tribuna sirve para pedir que el Papa se disculpe con los pueblos indígenas, por la evangelización de hace 500 años. A los Reyes de España les pidió disculpas por la conquista.
El presidente López Obrador quiere disculpas por los sucesos de hace 500 años. Lo que parece un exceso cuando él no es capaz de pedir perdón a sus paisanos de Tabasco, a los que autorizó inundar sin importar que perdieran sus casas, bienes, trabajo, producción agrícola, salud y demás. Ni el Papa, ni el rey, ni el presidente se disculpan con los indígenas.
Los más pobres, los Chontales de Nacajuca y Centla no olvidarán a su paisano. Los inundó por pobres. La justificación es evidencia de la ignorancia sobre las consecuencias de sus determinaciones. Peor aún, refleja que desde Palacio Nacional un presidente insensible y nada empático. Ahora ya nos ha quedado claro
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